En el vestíbulo del Hotel de las Artes de Oporto, sin una cartela que la identifique, he encontrado esta pieza que me recordó a la de Marcel Duchamp. La obra situada junto a la zona de internet y de la cafetería soporta solitaria el paso de los huéspedes del hotel sin que nadie se atreva a hacer uso de ella ya que al pedalear, por medio de una dinamo, se encendería la luz que haría más confortable la lectura un libro de medicina antiguo abierto sospechosamente por las definiciones de lumbago, melancolía y enfermedades mentales y melancolía.
A mi,como artista, no me parece raro que nadie haga girar la rueda de bicicleta que descubriste en un hotel de Oporto. La rueda de Marcel Duchamp tampoco estaba para que alguien la hiciera girar con sus manos y, sin embargo, fíjate cuanto ha hecho girar el cerebro de la gente que la ha visto desde entonces.
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